Pasan varias cosas:
1. No sabes o no has definido las características del hombre que deseas, por eso, cualquiera que te preste un poco de atención te sirve y se convierte en el amor de tu vida.
2. Tienes espíritu de reformatorio, eres de las que cree que puede «cambiar o mejorar» a un hombre.
3. Te gusta tener el control en las relaciones, por eso elijes hombres dañados, infantiles a los que crees que puedes controlar.
4. No has trabajado en tu autoestima, tienes poco amor propio y crees que solo mereces hombres y relaciones en las que sufres.
Crees que las relaciones sanas no son para ti, no las mereces.
5. No te escuchas ni confías en ti misma, por eso cuando ves comportamientos qué no te gustan en los hombres no te haces caso y continuas con una relación que sabes que va terminar mal.
6. Quieres una pareja para no estar sola, te da pánico estar sola por eso te aferras al primer hombre que muestra un mínimo interés en ti.
Y te tengo malas noticias, estas son creencias infantiles muy arraigadas qué no se solucionan con pañitos de agua tibia, solo se sanan con un buen proceso psicológico y mucho compromiso de tu parte para sanar.