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Pataletas y berrinches

Hoy vamos a hablar de pataletas y berrinches en los niños y niñas, vamos a estar hablando de “

¿Qué son las pataletas y los berrinches?” “¿Entre qué edades se dan las pataletas y los berrinches?”,

“¿Qué es normal, qué no y cómo funcionan?”

Y obviamente vamos a dar unos tips sobre el manejo de los berrinches.

¡Comenzamos! 

Los berrinches básicamente son la expresión de una emoción nueva para los niños y las niñas que es: la frustración; entonces, los berrinches y las pataletas se dan en todos los niños y niñas, todos ellos pasan por esta etapa. No es que el niño esté malcriado, no es que le pasó algo o lo embrujaron y de pronto cambió, no. 

Las pataletas se presentan principalmente entre los 2 y los 4 años, esto significa que antes de los dos años, más o menos cuando tiene un año y medio, el niño o la niña empieza a ejercitar su independencia, ejercer su autonomía; En estos momentos el niño y la niña para todo dicen: es “mío”, ya dice “no” y es capaz de decir no a cosas que no quiere. 

Entrando a los dos años ese ejercicio de su autonomía va a aumentar hasta llegar a los berrinches y las pataletas, de los dos a los cuatro años será un período en el que eso está súper presente en el niño o la niña.

A partir de los cuatro años esto tiene que comenzar a desaparecer paulatinamente, esto quiere decir que un niño o niña de 6 o 7 años con berrinches indica que esta etapa no fue tratada. Es normal que aparezcan entre dos y cuatro años, pero más arriba de eso no es tan normal; Esto no significa que el niño o niña tengan un retraso o sean anormales, no. Esto quiere decir que esta etapa no fue bien tratada y que el niño o niña no aprendió la forma adecuada de expresar su enojo o frustración.

La frustración es una emoción nueva, como ya hemos hablado en algunos otros artículos, cumplir un año representa el momento en que el niño camina, lo vuelve como el gran superhéroe y comienza a ejercitar esta autonomía, comienza a querer hacer lo que él quiere, empieza una lucha entre lo que él quiere y lo que los papás quieren. No significa que el niño cambió o que me lo cambiaron, porque antes del año o hasta el año y medio el bebé o la bebé es super tranquilo, donde uno lo deja ahí se queda, hace lo que uno dice, pero de la noche a la mañana empieza una guerra entre lo que los papás dicen y lo que los bebés dicen.

Esta emoción que significa que los papás no hacen lo que él o ella quiere y esta ira que siente el bebé es una emoción muy nueva, porque así como para mí como mamá el niño o niña está super cambiado, para él también significa un cambio como “¿qué pasó si hasta hace seis meses hacían todo lo que yo decía y todo lo que yo hacía era celebrado?”, porque también le celebrábamos todo al niño y a la niña y todo lo que hacía era perfecto, y de repente ya no, le empezamos a poner límites, ya no es tan chévere todo lo que hace; para el niño o la niña también es extraño. Siente que están coartando su libertad.

Ese cuento de coartar su libertad tiene mucho que ver con esta etapa, incluso, hay teorías psicológicas que comparan esta etapa de los berrinches con la adolescencia, al parecer la misma lucha del bebé por su independencia es la lucha de los adolescentes. Algunas teorías más aventuradas dicen que la forma en que yo como papá o mamá maneje los berrinches y pataletas de mi hijo o hija es una antesala de cómo voy a manejar la adolescencia.

Cómo esta emoción lo que implica es la reacción del niño o de la niña a que yo no satisfaga sus necesidades, yo no puedo esperar a que el niño o la niña se muera de risa, esto significa que lo que hasta ahora era tranquilo como llevarlo al supermercado, llevarlo con los abuelos, jugar con otros niños, de repente se convierte en un: “daña las cosas, coge todo, toca y explora y todo”, entonces hay que empezar a ponerle límites. Yo no puedo pretender que, si el niño quiere explorar todo y yo le digo que no, el niño diga: “ah, bueno” tan tranquilo simplemente; esperar eso no es muy realista.

Yo no puedo pretender que si regaño a un niño o niña se quede tan tranquilo, si quiere el celular, tocar algo o hacer algo y yo le digo que no obviamente se va a poner a llorar, va a querer seguir haciéndolo, esa es la guerra que empieza a pasar en la época de las pataletas. Tampoco podemos esperar que cambie de actividad y se le olvide lo que quiere, no, recuerden que en este momento el niño o la niña lo que quiere es experimentar y ejercitar esa autonomía.

Los grandes desafíos que tiene este asunto:

Si estos berrinches son básicamente la expresión de la frustración en los niños o niñas, lógicamente lo que esto hace en nosotros los adultos es confrontarnos con nuestro propio manejo de la frustración y ahí es donde empezamos a cojear, porque muchos adultos no sabemos manejar nuestras frustraciones. 

¿Y qué es la frustración? cuando algo no sale como yo quiero, cuando las cosas no salen como yo quiero, cuando algo me enoja, cuando algo para mi es intolerable, en fin.

Lo primero que tengo que pensar es cuál es mi reacción cuando esas cosas pasan. Por lo general, si yo me pongo a pensar en eso me voy a dar cuenta que parezco un niño chiquito, y hay mucha gente que hace pataletas siendo ya adulto. Si yo soy uno de los adultos que hago berrinches no puedo esperar que mi hijo no haga berrinches. Lo primero será que nos confronta con la forma en que manejamos nuestra frustración.

¿Cómo es que usted como mamá o papá maneja la frustración?, ¿Qué pasa cuando una cosa no sale como usted quiere, cuando su jefe lo regaña, cuando se quiere ir de paseo y llueve, cuando se va de su casa y no llevó sombrilla?, cosas como esas que cuando nos damos cuenta nos sacan de quicio y nos convertimos en niños de dos o cuatro años.

Lo primero que los confronta es eso, porque ya hemos dicho que los niños y niñas aprenden básica y exclusivamente por el ejemplo, entonces de nada va a servir que yo le diga que se calme cuando yo como adulto no sé ni siquiera cómo manejarlos.

EL otro aspecto que nos desafía en este momento tan natural en el desarrollo de los niños y las niñas es la presión social, incluso ya tengo una campaña al respecto: Por favor no mire feo o raro cuando usted vea a un papá o a una mamá con un niño haciendo una pataleta en un sitio público. Porque cuando el niño se tira al piso a manotear, a patalear, a gritar como un loco, lo que a usted la presiona es todo el mundo mirando y juzgando, entonces ahí hay que tener la suficiente personalidad para decir “este es mi hijo, tiene tres años, está en la edad perfecta de los berrinches, yo no estoy haciendo nada malo; no le voy a comprar el juguete por el que me está presionando”.

 El otro día veía en las redes sociales la foto de dos adultos parados muy tranquilos y el niño tirado en el piso “haciendo berrinche”, la persona que posteó la foto dijo que eso era algo que había aprendido de su papá, porque lo que él estaba haciendo, aunque todo el mundo los mirara feo, era permitir que el niño liberara su frustración para luego acogerlo, explicarle y permitirle que expresarse. Pero la presión social, todo el mundo mirando y juzgando es lo que nos hace comprar la paleta o el juguete que no íbamos a comprar y caer redondos en la manipulación del niño.

Esta presión social es uno de los desafíos más grandes que tiene el manejo de las pataletas, no solo es la presión de extraños en el centro comercial, también es la presión de la misma familia, por ejemplo, la típica escena donde estamos en la cena familiar un domingo en la casa de la abuela y mi hijo hace berrinche, ya sea porque no quiere comer o porque quiere más, por lo que sea; se tira al piso, hace el berrinche, en el supermercado muy poquita gente nos va a decir algo, pero en la familia si. Entonces comienza la tía, la sobrina, la suegra, la cuñada, todo el mundo comienza a opinar: “Está muy grosero ese niño, la tenés muy malcriada”, esa presión es un obstáculo para que podamos manejar bien la pataleta.

Entonces ahí es donde debemos decir: “ Es mi hijo, es normal que pase, voy a dejar que se exprese y después hablo con él”. Es importante que identifiquemos estas presiones para que no caigamos en el berrinche del niño o la niña.

Identificar la presión también nos va a ayudar a ir profundo en nuestro corazón y saber que yo soy la mamá, que soy quien sabe hacer las cosas y estar tranquila, de esta forma la gente está tranquila también.

¿ Qué es una pataleta? 

Una pataleta es que el niño se frustra, insiste en lo que quiere y como el papá o la mamá insisten en que no lo van a hacer, el niño grita, se tira al piso, patalea, pega puños en el piso, y hay algunos niños que se pegan en la cabeza contra el piso, también puede pasar que le peguen al adulto o a la persona que está al lado; es una expresión corporal , como si el niño no pudiera contener esa emoción dentro del cuerpo y tuviera que sacarla con los brazos, con los pies y con los gritos. 

La rabia es una emoción que se expresa con el cuerpo. ¿Por qué un niño o una niña sería diferente? creemos que un niño o una niña tiene que ser un angelito y no; es un ser humano chiquito que también siente rabia. El problema es que la empieza a sentir a los dos años, es una sensación que nunca había sentido y no sabe qué hacer con ella, lo que hace es que la expresa y se mueve.

Lo primero es saber que esa es la expresión, no quiere decir que un niño que no la haga así está mal, este es el rango. En ese momento lo más importante es poder velar por la seguridad del niño o la niña.

Hace varios años un paciente me consultó porque su hijo empezaba a pegarle al piso y empezaba a pegar con la cabeza hacia el piso también, entonces yo le decía que primero debía velar por la seguridad del niño, le recomendé que si tenía una colchoneta o cojín que lo pusiera en la cabeza para que él se diera en el cojín. Permito que el niño haga lo que quiera, solo lo protejo y lo dejo ahí.

Otra de las técnicas que se usa cuando los niños están pegando a otros o a ellos mismos, es que rodeo con mis brazos al niño y le bajo los brazos para que no se pegue tan duro, le permito movimiento pero no que se agreda, velo por su seguridad y puedo decirle: “ cálmate, tranquilo, todo está bien”.

Sabemos que las pataletas pasan cuando yo como papá o mamá no estoy cumpliendo con un deseo que el niño o la niña tiene. Si esto que el niño o la niña me está pidiendo es una norma que yo ya impuse, por ejemplo: “en esta casa se duerme a esta hora, se come a esta hora, no se agrede a nadie” que ya son normas instauradas, que yo las tengo claras y funcionan para todo el mundo en la familia, no puedo dar el brazo a torcer, no puedo decir : “porque hoy está la abuelita y ya hizo berrinche se acuesta a las dos de la mañana”, no. 

Entonces para yo saber si satisfago o no el deseo del niño o la niña tengo que tener muy claras las normas que hay en la casa, para poder saber si puedo pasar por alto esto que está pasando y le doy lo que está pidiendo o simplemente dejo que la pataleta siga su curso. Lo primero que hay que hacer es poder decirle que no.

Es muy importante poder centrarse en que el niño o la niña comprenda que no importa lo que haga no va a conseguir lo que me está pidiendo porque es una norma. Si el niño pregunta por qué, yo le explico por qué, y el por qué ojalá sea la verdad. Otra cosa que debemos tener en cuenta es que no podemos esperar que si le hablamos en un tono tranquilo, el niño o la niña nos responda en ese mismo tono, porque está molesto, frustrado y enojado.

El enojo es como una curva, empieza muy tranquilito y llega un momento en que el niño grita más duro, pero no se preocupen porque luego eso va a bajar. Lo que pasa es que los adultos nos desesperamos, nos presionamos y no permitimos que esto haga su curva, que es que comience y termine. 

Esa curva se puede demorar a veces cinco minutos, a veces media hora, y lo entiendo, en ninguna parte dijimos que esto fuera fácil. Nos confronta y también es muy frustrante para papá y mamá que el niñ@ no acate las reglas, que no se eduque fácil, porque él o ella va a dar toda su pelea para lograr lo que quiere.

No hay fórmulas mágicas, pero hay una infinidad de métodos para manejar las pataletas, hay que intentar una cosa, intentar otra, investigar, estar muy enterado de las cosas.

Tips:

  • No tomarlo personal, no quiere decir que el niño o la niña me odie, puede que lo diga “ mami, te odio”, si dice te odio es porque en alguna parte lo escuchó. No pienses que tu hij@ te dejó de querer, no pienses que tu hij@ cambió, esto es una etapa y la idea es que usted no se lo tome personal, nada de lo que diga, porque esto es una herramiento de manipulación, puede ser que el niño o la niña le diga “ te odio” pero también puede ser que le diga “Tú no me quieres, mi papá me quiere más”
  • Los niños y las niñas van a decir lo que a ustedes les duele. Usted dirá: ¿Y cómo sabe qué es lo que me duele? Esto comienza a los dos años, usted tiene veinte o treinta años y resulta que los dos años que él tiene de vida , lo principal que ha mirado, observado e investigado durante estos dos años de vida es a usted, la conoce más a usted, que usted misma; él conoce cómo usted cambia la voz cuando está contenta o triste, entonces claro que sabe qué es lo que a usted le duele, claro que se lo va a decir; va a hacer todo por ganar la pelea, le va a decir exactamente lo que la pone a pensar, pero recuerde que la está manipulando para conseguir lo que quiere, no se lo tome personal.
  • Poder comprender que a todos los niños y niñas les dan las pataletas, la mayoría entre dos y cuatro años tienen pataletas, puede ser que el hijo de su amiga usted nunca lo ha visto a hacer pataletas, pero es que lo ve una vez cada x años, lo vió cuando tenía un año y lo vuelve a ver cuando tiene tres, lo ve muy juicioso o juiciosa y su amiga obviamente no le va a contar las pantaletas que le hace, porque no quiere quedar mal con usted, las mamás hablamos solamente de lo bueno no hablamos de lo malo, ella no le va a contar lo que él niño le hace, entonces no se compare, comprenda que a todos los niños y las niñas les da, es una etapa normal. Alrededor de los cuatro años las pataletas empiezan a disminuir solitas, por eso ya empezamos a notar que el niñ@ introyecta las normas, sabe que se puede y que no se puede hacer en su casa.
  • Es un proceso; no quiere decir que con la primera vez que usted manejó una pataleta muy bien,a la segunda pataleta le va a ir igual. L@s niñ@s están buscando ejercitar su autonomía, quieren es que usted haga lo que ell@s dicen y le va a buscar el límite, le va a buscar ese sitio dónde a usted le duele, ese sitio donde usted se sale de quicio, donde usted duda, entonces usted está super armoniosa y le dice : “Juan josé ya te dije que no te voy a dar ese juguete”, Juan josé la primera vez fue perfecto , la segunda vez hace una pataleta de mil demonios y usted se muere de susto y dice “ Ay dios mío, ¿qué pasó?”. El va a buscar, a apretar botoncitos, por ejemplo, en el supermercado usted no le presta atención, entonces en el centro comercial, en la casa de la abuela, en la casa de la suegra, en la casa de la amiga, él va a buscar por todas partes hasta que encuentre el sitio para que usted haga su voluntad y eso básicamente lo que usted no puede hacer.
  • Este período quizá es uno de los más duros de la crianza de l@s hij@s y requiere muchísima fuerza mental y emocional de los papás y adult@s alrededor, por eso es importante que usted pueda tener actividades alternativas que le permitan a usted obtener paz mental, por ejemplo, tener un grupo de amig@s, estar en terapia, hacer yoga, hacer ejercicio. A los dos años, por lo general, las mamás ya pueden ir volviendo a su rutina, la rutina que tenían antes del parto y el post parto, pueden ir recuperando su propia vida y estos espacios de las mamás y los papás son muy importantes porque son lo que les va a permitir nutrir esa fuerza mental y emocional necesaria para poder asumir estos dos años lidiando en este  tira y afloje con est@ adolescente tan pequeñit@ pero con mucha fuerza.
  • Recuerde que usted es la adulta, si el manejo de las pataletas como adulta a veces no funciona, imagínese si usted se convierte en un niña y empieza a pelear con su hijo, menos que  va a funcionar. Yo no tengo que dar explicaciones de por qué no compró un juguete, de por qué no le puede pegar a otro niño, no me puedo poner a alegar y a echar cantaleta, y menos en el momento de la pataleta. Al principio de la pataleta simplemente digo no, cuando el niño se calme yo le puedo explicar cual es la norma , “ yo ya te he dicho que en esta casa nos acostamos a las ocho de la noche”.
  • Como ya dijimos que esto es una emoción nueva que desborda al niñ@, que básicamente le da como susto esta emoción, que no sabe cómo manejarla y si cuando mira al adulto y el adulto está peor de asustado que él, va a decir: “nos morimos todos, hasta aquí llegamos”. Cuando el niño mire al adulto lo que tiene que ver es un adulto en control, que es capaz de manejar las miradas de todo el mundo, un adulto que está tranquilo, no un adulto que está con los pelos parados gritándole al igual que él.
  • Hacer acuerdos entre l@s adult@s que cuidan al niñ@, si papá, mamá, abuela, toda la gente que está alrededor del niñ@, no está de acuerdo y es la típica escena en la que la mamá dice; “ no podemos comer dulce antes del desayuno” y el abuelito le compra un paquete de gomitas, ahí no estamos haciendo nada, le estamos diciendo al niñ@ : “haga lo que le dé la gana, usted aquí manda”. Por ahí hay una teoría que dice que en la actualidad el niño es como un rey, “Su majestad el niño” se llama el libro, y eso no funciona porque una sociedad o una familia en manos de un niño es un grave error porque es precisamente eso , un niño. Se supone que l@s adult@s somos l@s que tenemos el control de las cosas, porque somos adult@s. Entonces hay que establecer acuerdos muy claros entre l@s adult@s alrededor del niñ@, esto significa que hay que hablarlo, yo no puedo esperar que mi mamá, el papá de mi hijo o mi suegra me lean la mente, yo tengo que decirles . “ el niño se duerme a las ocho de la noche , aquí y en cualquier parte”, cuando el abuelito le compre las gomitas, yo agarro las gomitas y le digo al abuelo: “ el niño no come dulce antes del desayuno, cuando el niño desayune, le damos las gomitas”, luego me llevo al abuelito y le digo : “¿Qué estás haciendo?, eso no le ayuda al niño; estás desautorizando las normas de la casa”. Conversar los acuerdos entre l@s adult@s que rodean al niño, apelar al amor que le tenemos tod@s al niñ@, ¿si un adulto no cumple las normas, por qué lo tiene que hacer el niño?
  • Alternativas para que exprese su emoción, primero, respetar e identificar su enojo, poder decirle: “yo entiendo que estés enojad@ porque no te voy a dar dulce y tienes todo el derecho de enojarte, pero no te voy a dar el dulce”, una cosa no tiene que ver con la otra, yo puedo validar y respetar el sentimiento y la emoción del niñ@, yo lo válido y yo le puedo decir: “ Me estoy dando cuenta que estás muy enojad@ y está bien que estés enojad@ pero yo no te voy a dar el dulce” .
  • Podemos enseñarle al niño o niña a decir: “ Estoy enojad@” y respetar esa emoción, respetar que llore, que se sienta frustrad@, como ya dije, esta emoción va a tener un inicio y un final, el o ella no van a estar llorando toda la vida por lo que no le diste. 
  • Que pueda tener en la medida de lo posible un espacio para hacerlo, que pueda llorar libremente en su cama o en su cuarto, y muy importante que el adulto cuidador esté disponible para la conversación después de que el niño o la niña hagan la pataleta, por lo general lo que pasa es que cuando el niño o la niña viene yo estoy enojada, y el niñ@ lo que necesita es sentirse acogid@ y poder comprender lo que pasó, poder comprender que no es personal, que es una regla de la casa que va a pasar en cualquier momento porque es una norma, no depende ni del genio de la niña o niño ni del genio del adulto.

Claramente , yo pongo esto en práctica con mi hija y entonces yo le enseño a decir que está enojada, pero era la cosa más tierna del mundo ver una pinga pequeñita, gordita, cachetoncita, diciendo: “Estoy enojada, no me hable”, yo me tenía que tapar la boca para no reírme de lo tierna y hermosa que se veía, pero donde yo me ria invalido por completo la emoción.

Yo le decía : “ Está bien mi hermosa, cuando se te pase el enojo entonces hablamos” , yo tenía que respetar eso. Obviamente se veía la cosa más tierna del mundo, le provocaba a uno como agarrarla y apapacharla, pero yo tenía que ser la adulta, me iba diciendo “ qué cosa tan hermosa” , pero yo solita, y después ella iba y hablaba conmigo o yo le preguntaba “¿ Ya se te pasó el enojo?” , “Todavía no” ok, conversamos qué fue lo qué pasó , le doy la explicación de por qué no se lo podía dar aunque ella quisiera y ya ahí moría el tema.

PREGUNTA: Mi niña tiene 5 años y no he podido hacer que deje las pataletas, además las profesoras del jardín me dicen que esta mordiendo a los compañeros

RESPUESTA: Que a los cinco años la niña todavía haga berrinches o muerda para expresar su enojo, es algo que debemos empezar a mirar, hay que ver de dónde sale el tema de la mordida, hay que ponerle un límite muy claro al tema de la mordida, porque la mordida hace daño a otro y ella debe entender que eso le hace daño a otro. No es bueno que ningún niño o niña aprenda a agredir como expresión de su rabia, primero porque hemos dicho que criamos hijos para el mundo y en el mundo real un niño que agrede va a tener problemas porque no es la forma de expresar su rabia; sin embargo, hay que darle unas opciones diferentes para que exprese su rabia. Regañar y pegar es pagar con la misma moneda, ella muerde y ellos le pegan , es exactamente la misma lógica de pensamiento que es agredir.

Espero que esta información les apoye y les ayude, no duden en realizar sus preguntas e inquietudes en la caja de comentarios, estaré encantada de leerlas

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Viviana

Psicóloga Clínica, Fundadora de PSIMUJER.

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